I: ¿A qué se debe su visita a la Argentina?
FSB: Comencé en mi nuevo cargo de directora de Aliá y Absorción del Keren Leyedidut hace siete meses y este es, en realidad, mi primer viaje de trabajo a la región. Mi primera vez en Sudamérica. Nunca había venido, ni como turista ni así, en una primera reunión de trabajo: conocer a la comunidad, escuchar, conocer al equipo. Tenemos un seminario de coordinadores, que hacemos para todo nuestro equipo en América Latina y también hay una Expo Aliá en Brasil, así que es una buena oportunidad.
I: ¿Por qué cree que la palabra «aliá» se volvió tan poderosa después de la guerra?
FSB: Creo que, en el último año, la aliá ha ganado peso. No solo en el último año, eso empezó en los últimos cinco años, desde la pandemia (de coronavirus), pasando por la guerra de Ucrania y Rusia y ahora la guerra en Israel… Pienso, otra vez, que el mundo está un poco lleno de crisis y la gente se hace preguntas un poco más profundas y esenciales sobre opciones de vida, y entonces, la aliá se vuelve significativa para algunas personas. Por un lado, Israel puede ser un lugar de refugio y hogar, un lugar protegido, y es un poco extraño decir esto hoy, cuando estamos en guerra, pero con todos los desafíos que la comunidad judía también está experimentando en el exterior, ya sea el antisemitismo, de seguridad o económicos, esto o aquello… entonces, Israel es una alternativa buena y correcta para algunos. No para todos, pero para aquellos que sí lo sea, entonces estamos aquí para ayudar.
I: ¿Quién hace aliá hoy? ¿Qué puede ver de cara al futuro?
FSB: Creo que el perfil de los olím, sorprendentemente según mi experiencia, está cambiando un poco: hay más familias con niños pequeños. En verdad, depende mucho de la región del mundo, pero si -digamos- estuviésemos hablando de la Comunidad de Estados Independientes (la ex Unión Soviética), siempre veríamos más adultos y ancianos. Específicamente hoy, vemos más familias y jóvenes, tanto desde Francia como desde aquí. Creo que la gente no solo llega a Israel porque le va mal en el lugar donde está, también va a Israel porque comprende el potencial que tiene para el futuro de sus hijos.
Entonces, no es solo porque hay factores que los empujan, el llamado «push factor», sino también porque las personas toman conscientemente la decisión, diciendo: «Allí veo el futuro de mis hijos». Aun si ellos, como padres, pagan algún tipo de costo de estatus.
I: ¿Es consciente del éxito del Keren Leyedidut en los últimos cinco años?
FSB: Por supuesto que entiendo el éxito del Keren. Creo que el Keren, antes que nada, como organización dentro del ecosistema (de la aliá), les permite y brinda a los olím cosas que no reciben en otros lugares. Entonces, eso es una cosa… La segunda: creo que cuando fue la guerra entre Ucrania y Rusia, el Keren supo hacer muy rápidamente la adaptación y responder a la emergencia, y eso es algo exclusivo del Keren. Es decir, nuestra capacidad para tomar decisiones rápidamente, así como estar con muchos recursos en los lugares donde se necesita y hacer las adaptaciones que hacen falta, es una gran ventaja, por un lado. Y por otro, incluso dentro de nuestro trabajo estamos muy, muy atentos y acompañamos a la gente en forma personal, desde el proceso previo a la aliá hasta la llegada a Israel, hasta seis meses y a veces un año que están en Israel, y eso no todos lo hacen.
En nuestro concepto de trabajo, el acompañamiento personal es supercrítico. La mudanza no es solo recibir una visa y subirse al avión. Los olím necesitan apoyo, necesitan orientación, necesitan acceso a la información. Creo que por lo que experimenté en el Keren, por lo general veo a gente que son personas que trabajan como «actores del alma»: Todos realmente creen en su trabajo, entienden el valor de lo que hacen por los olím y es realmente un grupo maravilloso; de hecho, no hay un solo miembro del personal que no haya hecho aliá. Todos somos olím, todos crecimos en hogares de olím, entonces hay una suerte de comprensión profunda de la complejidad, los procesos, las necesidades.
Como personas, ya está «en la sangre», y como Keren, somos profesionales todo el tiempo: pensamos qué más es posible, de qué otra manera desarrollamos herramientas, cómo podemos ayudar más, y nos darnos un espacio mayor de apoyo.
I: ¿Qué habrá de nuevo en su trabajo con el personal del Keren Leyedidut?
FSB: Lo que hicimos es bueno, pero está en nuestro ADN que siempre queremos hacerlo mejor y mejorar, y en el tiempo que llevo -de momento, estoy en lo que se llama «fase de aprendizaje»- estamos precisamente empezando a construir el plan de trabajo para 2025. Creo que tenemos un gran potencial para expandirnos, ayudar a los olím con más herramientas, crear más cooperaciones dentro del ecosistema y, al final, crear una situación en la que los olím reciban una experiencia de aterrizaje y absorción y una preparación para un vuelo más amigable, más acompañado a nivel interpersonal. Entonces, nuestro rol, antes que nada, es ver también cómo podemos ayudar e influir a otras poblaciones. Uno. Dos: desarrollar las nuevas herramientas en las que quizás hoy no pensamos o que no están en nuestro arsenal de herramientas, y seguir haciéndolo cada vez mejor.
I: ¿Qué ve o siente en el mundo judío desde su sillón?
FSB: Durante 20 años he trabajado en el mundo de las relaciones entre Israel y la Diáspora, principalmente desde el punto de vista de la educación judía y la identidad judía y la representación y las vivencias en Israel, así que tengo una perspectiva bastante amplia… Pienso que el año pasado se creó algún tipo de despertar interno dentro de las comunidades. Una crisis siempre te hace tomar un momento mayor para concentrarte y pensar. Entonces, por un lado, hay un mayor despertar y apoyo a Israel. Por el otro, debo decir que en mi único día aquí, en la Argentina, lo sentí menos, pero inequívocamente en Francia, en Turquía es muy difícil, y de verdad hay un miedo muy grande.
Trabajé muchos años con América del Norte y también allí hay una especie de despertar y una especie de comprensión de que no siempre estamos protegidos dentro de la burbuja en la que nos sentimos, y basta una pequeña crisis para empeorar la situación.
I: ¿Cómo ve el antisemitismo?
FSB: Veo que el antisemitismo está aumentando. Según lo que testifica la gente, ¿no? No vivencio la vida judía en Francia, pero escucho mucho. También sobre las relaciones que vecinos no judíos cortan, simplemente cortan. También sobre la violencia contra niños y familias. Realmente se ve… Y lo más interesante es que todo esto no comenzó el 9 o 10 de octubre, cuando el Ejército entró en Gaza, comenzó un segundo después del 7 de octubre. Es como que estaba burbujeando y de repente recibieron una especie de autorización. Entonces, eso solo muestra que las cosas que están debajo de la superficie no siempre son lo que parecen y que los malos están esperando una oportunidad.
I: ¿Hay cosas que ya no hacen?
FSB: No, todas las herramientas, todo el apoyo o todo el esquema son iguales. El año pasado, por el contrario, precisamente agregamos. Nos encontramos apoyando a los olím durante más de seis meses, pero entendemos que la situación actual impide una absorción óptima y, entonces, nos permitimos estar más ahí para ellos. Abrimos otro fondo de recursos de ayuda a los olím que se vieron afectados por el evento del 7 de octubre y la guerra, por lo que sabemos cómo ayudarlos más. De hecho, también ampliamos nuestra cooperación en el lado israelí con las autoridades de Absorción y cuando hay familias inmigrantes que se encuentran en dificultades, ampliamos nuestra capacidad para dar apoyo y recursos, tanto en tiempo como en personas.
I: ¿Qué le diría a una familia o a alguien que quiere hacer aliá?
FSB: Antes que nada, el Estado de Israel recibe con una bendición a cualquiera que quiera hacer aliá y sea elegible para ello (según la Ley del Retorno). Hacer aliá es una decisión personal y familiar con costos nada desdeñables y creo que nosotros, como Keren y como israelíes, tenemos el mayor aprecio por quien toma esa decisión. Solo puedo decir, como alguien que hizo aliá a los 3 años y cuyos padres, en verdad, tomaron la decisión para ella, que esa fue la mejor decisión que tomaron para mí.
En verdad, mi vida en Israel… Sarcásticamente digo que creo que es mejor de lo que podría haber sido si me quedaba en Turquía. Y por eso, no puedo garantizar que siempre será lo mejor, no será fácil y es complejo, pero creo que es un nido, hay un cierto sentimiento de hogar muy profundo. Y creo que nosotros, como Keren y la sociedad israelí, haremos todo lo posible para que se adapten lo más rápido posible y espero que sientan que es la mejor decisión que han tomado para ellos y para sus hijos.