– ¿Qué le viene a la mente cuando se menciona la palabra “aliá”?
– El Keren Leyedidut se ha ocupado de la aliá, creo, desde sus primeros años, al menos hace más de 20 años. Y eso empezó con el rabino Yechiel Eckstein, para quien parte de la expresión de la conexión, del puente entre el mundo judío y el mundo cristiano y del apoyo de nuestros donantes a la cuestión del Pueblo de Israel y el Estado de Israel era el apoyo a la aliá. Y en mi opinión, KL ya ha hecho que hagan aliá más de 40.000 olím, ya sea a través de financiación -ayuda financiera- para judíos o, en los últimos diez años, con mucho trabajo.
– ¿Qué pasó con el Keren Leyedidut después del 7 de octubre?
– Y desde el 7 de octubre, en realidad, nuestros donantes de todos lados han entrado realmente en una asistencia muy amplia. Nuestras donaciones han crecido: en el último año y medio superamos los 130 millones de dólares solo para el tema de la emergencia. «Emergencia» también significa ayudar a todos los afectados por la guerra: evacuados, poblaciones afectadas económicamente, reservistas, familias, soldados, (ex)rehenes, víctimas (que estaban en el festival)
– ¿Cómo se destina el dinero que reciben a todo lo que cuenta?
– Nosotros somos, al fin de cuentas, una fundación… Una fundación, como cualquier otra fundación. Tenemos un presupuesto y, principalmente, damos subvenciones o financiamos programas. Todas las decisiones sobre gastos son ejecutadas. Ese es nuestro rol en Israel. En realidad, la conducción en Israel es la que decide sobre los gastos y nosotros actuamos sobre la base de un cuerpo profesional.
Acá tenemos muchísimos profesionales que dirigen esta área de programas, que reciben solicitudes, las examinan y deciden a qué damos financiación y a qué no. Dado que trabajamos, al final logramos llegar a un volumen de más de 500 mil millones de shekels y cerca de dos millones de personas al año. Siempre trabajamos con socios que nos ayudan. Tenemos una sociedad con el gobierno de Israel por un monto de 70 millones de shekels, que se dedican a la acción social, con una asistencia material de emergencia; tenemos una asistencia para familias que padecen inseguridad alimentaria, en términos de comida.
Somos los principales donantes de ese proyecto, junto con el gobierno. Tenemos un trabajo con 16.000 adultos mayores de 80 años del Estado de Israel que se encuentran en una situación socioeconómica muy difícil. Entonces, nos encargamos de la mitad de su canasta alimentaria mensual por el resto de sus vidas. Ahora, de cara a Pésaj, tendremos 50.000 tarjetas de asistencia alimentaria o para ropa para poblaciones (beneficiarias) de acción social en Israel, jóvenes, niños en colegios pupilos y quienes siguen evacuados.
Trabajamos de todas las maneras posibles. Y tenemos el mundo de la aliá, en el que seguimos trabajando continuamente desde el 7 de octubre. Trabajamos en cooperación con la Sojnut y el Ministerio de Absorción. De hecho, asistimos a los olím para que hagan aliá, ayudamos a los olím en ese proceso de mudanza a Israel, incluso con la financiación de pasajes de avión.
– ¿Está satisfecha con lo que vienen haciendo desde el comienzo de la guerra?
– Para empezar, como una de las fundaciones más grandes que hay hoy en Israel tenemos una responsabilidad muy grande, incluso antes de la guerra. Porque también tenemos donantes que depositan en nuestras manos lo que donan, confían en que lo haremos correctamente… Y también tenemos la capacidad de influir. Por lo tanto, desde el 7 de octubre, la responsabilidad es mucho mayor. Realmente, la bendición que se nos dio de ser capaces de ayudar es una bendición muy grande. Así que tenemos 132 millones de dólares adicionales para lo que generalmente hacemos, y sí, tenemos un equipo muy profesional. Lograron trabajar muy rápido y muy bien.
– ¿Por qué no se ve todo lo que hacen?
– Porque nos dedicamos a la acción y estamos comprometidos principalmente con nuestros donantes. Ellos saben lo que hacemos en su nombre, eso es lo que importa. La difusión es menos importante. Estamos muy, muy comprometidos con nuestros donantes y nuestros donantes están muy comprometidos con el Estado de Israel y el Pueblo de Israel, y eso es lo importante. Y ellos reciben todos los informes…
– ¿Cuál es el mensaje para los donantes? Se necesita dinero para la aliá, para reconstruir los kibutzim…
– En realidad, a los donantes les presentamos lo que está sucediendo hoy… Nuestros donantes son donantes muy especiales: estuvieron antes de la guerra, estuvieron durante el coronavirus, estuvieron en Ucrania, están ahora y también estarán dentro de cinco años. Su compromiso es un compromiso con la construcción de un puente, con una conexión y con la preocupación por el pueblo judío. Por eso, nuestro trabajo en los próximos años también será cuidar lo que existe, cuidar lo que hay… El ayudar a quien lo necesite no ha desaparecido. También hacer la rehabilitación y ayudar a los heridos en la guerra. Las tres cosas tendremos que hacer y en este sentido, el grueso del trabajo aún está por delante y el Keren es consciente de ello…
– Vuelve a escucharse la palabra “aliá” como algo muy importante. ¿Qué piensa al respecto?
– Desde el punto de vista del Keren Leyedidut, la aliá es uno de los pilares. Nos dedicamos a ella hace muchísimos años. Por supuesto que la aliá siempre se ve influida por acontecimientos externos, pero nuestro compromiso con la continuidad de la aliá es profundo.
Pienso que la situación en Israel es, por supuesto, desafiante porque los olím están dando un paso realmente muy valiente y complejo al abandonar el lugar donde nacieron y llegar a un nuevo país, en el cual -por supuesto- la situación de alrededor crea un desafío específico, pero creemos que la aliá continuará y crecerá porque, al fin de cuentas, las personas toman una decisión sobre quiénes son y nosotros debemos estar aquí para ayudarlos.
Ese es nuestro rol: asistirlos para que les sea más fácil. Hace seis y ocho meses tenemos olím que llegan y hay una sirena por disparo de misil en Ben Gurion o hay una sirena en el lugar al que llegan… Los olím del último año realmente son olím únicos en su tipo porque inmigraron a un país que estaba físicamente en guerra. Como todos nosotros. Y ese fue el trabajo que hizo aquí el equipo de aliá. Fue un año ciertamente especial porque fue necesario implementar un trabajo con una sensibilidad aún mayor y un esfuerzo aún mayor.
– ¿Qué ve de cara al futuro?
– Soy optimista. Creo que nosotros, el Pueblo de Israel y el Estado de Israel, siempre estamos trabajando de cara al próximo desafío. Tenemos un gran desafío. Necesitamos, antes que nada, rehabilitarnos de este período… Es un gran desafío. Es necesario que los rehenes regresen, es necesario que el pueblo comience a mirar lo que sucedió aquí. Que continuemos construyendo, rehabilitando y reconstruyendo, y que continuemos creciendo. No se trata solo de construir, sino de desarrollarse, crecer. Pero el desafío también es siempre lo que impulsa al ser judío…